Muchas veces reflexionamos sobre cuándo se pasa de etapa y cuándo se deja de ser niño para ser adulto. O
cuándo se deja de ser joven... Estrujándome los sesos un poco, me doy cuenta de que hay indicios claros que nos lo demuestran. Sólo nos hace falta ser honesto con uno mismo... pero ¡es que esos es tan difícil a veces!XD
Un indicio claro suele ser la desconexión del "mundo" al que nos referimos. Miramos a un grupo determinado y no alcanzamos a comprender qué está pasando por su cabeza para hacer esas cosas que nosotros consideramos tan raras. Por ejemplo, ¿quién no ha mirado con extrañeza a esas personas con los pantalones caídos, todos con los mismos pelos, los skates (¿por qué son tan malos en Donosti?), el "reguetón", conversaciones extrañas, pendientes y que miran a los "mayores" de una forma tan rara?,...
Debo reconocer que más de una vez me he sorprendido a mí mismo con una imagen negativa de los adolescentes de hoy día en mi cabeza: esos tipos que están "achorraos" que viven en un mundo de ilusión y fantasía, mimados, arrogantes, descorteses, maleducados... ¡De lo que es capaz la mente humana!
Sin embargo, de las pocas cosas que he aprendido en esta vida es que, al contrario de las pelis americanas, los malos no son malos y los buenos no son buenos. Afortunadamente, hay grises. Es más, nos equivocamos igual que se equivocan ellos al vernos como unos seres aburridos o represores o lo que sea. O igual que se equivocaban nuestros padres cuando nos tachaban a nosotros de tal cosa y tal otra. Y a su vez nuestros abuelos con nuestros padres. O los hombres con las mujeres y al revés.
El razonamiento es sencillo y eficaz para llegar a la conclusión que queremos:
ordenar el mundo de los demás según nuestros esquemas. Por un lado, nos idealizamos a nosotros mismos resaltando unas cuantas características buenas que vemos en nosotros o en algunos de los que nos rodean. Así nos olvidamos de las malas personas y las actitudes negativas de algunos y nos convertimos en un paquete de "vencedores".
Por otro lado, nos dejamos llevar por el miedo a lo desconocido y no se nos ocurre pensar qué pasa por la cabeza de los "otros". Cogemos a los peores del grupo y lo comparamos con la imagen idealizada de nuestra juventud y.... ¡tachán!... ¡Somos mucho mejores que ellos!:-D
No nos engañemos. Suele ser la primera sensación de todos (o casi todos). Y puede tener parte de razón pero, en mi opinión, es totalmente equivocada ya que nos suele llevar a sentimientos que lo que consiguen es enfrentarnos: los adolescentes son así, los mayores son asá, desconfío de los de esa región porque... (completar), o de los de ese equipo de fútbol...
No sé porqué lo hacemos... si es por reforzar nuestra identidad uniéndonos a un grupo por oposición a otro o por qué. El caso es que para muchos de nosotros los adolescentes no se merecen nuestro trato... y me rebelo... quizá porque llevo un "pacontrarias" dentro o porque me suelo identificar con el débil, pero me opongo a verlo así. Aunque no sea fácil.
El caso es que me gusta verles e intentar comprenderles, escucharles y ponerme en su lugar. En entender
qué pasa por sus cabezas y por qué y aprender algo de ellos. En definitiva, comprender su mundo.
Y la verdad es que me fascina el reto. Mientras escribo esto estoy en el paseo de Francia donde la media de edad es de 60 años XD pero me pasaré luego por el Buen Pastor para verles en grupo, haciendo el "shorra" o con la chica que le gusta... y, al final, resulta que no son tan diferentes a nosotros :-D
Debo reconocer que me ayuda el hecho de que moushik trabaje en un colegio. Y que me cuente anécdotas, que me transmita sus opiniones sobre algunos temas (algunos propuestos por mí :-D) y que le cotillee cuando no se da cuenta sus trabajos de opinión :-O. Y, por supuesto, he podido conocer, aunque sea por un ratito, a alguno de sus alumnos. Esos grandes desconocidos...
... grandes desconocidos que también pueden sentir desconfianza por nuestros agravios (sí, no somos perfectos) :-D Y de los que seguro que todos podemos aprender algo (sí, podemos aprender de los otros XD).
Que les ha tocado vivir en un mundo diferente con retos completamente diferentes a los nuestros: un mundo salvajemente competitivo desde los 0 años, con padres que no les pueden dedicar mucho tiempo, con una avalancha de información constante desde que nacen y con muchas otras cosas que no somos capaces de ver.
No digo que sean mejores que nosotros. Ni que nosotros seamos mejores que ellos. Sino que viven en un mundo diferente. Que ellos
son víctimas y beneficiarios del mundo que hemos creado (como decía una de ellas, si son tan malos, algo de responsabilidad tendremos nosotros)
y que serán los responsables de coger las riendas del mundo en el futuro. Igual que mi generación la empieza a coger ahora y muchas otras lo han hecho a lo largo de los tiempos.
Así que estamos condenados a comprendernos y entendernos (ambas muy importantes) por lo que cuanto más nos encerremos en nuestro mundo, peor.
¡Yo rompo una lanza por ellos! Y, seguro, que algunos de ellos la rompen por nosotros :-D