jueves, 29 de octubre de 2009

Vuelve la tienda de la esquina

Siempre hay regresos musicales agradables. Y sobre todo su destilan el optimismo de Cornershop, aquel grupo que nos deslumbró a finales de los 90 con su tema "Brimful of Asha" (pinchad aquí si tenéis interés en saber de donde leches venía ese nombre tan raro para una canción), lleno de colorido y de sonidos hindús.

Nadie les esperaba. Poco se sabía de ellos en este extremo de Europa. Pero me sorprendieron el otro día con un nuevo tema. Como no podía ser de otra manera, el nombre tenía que ser raro: " 'The Roll Off Characteristics (Of History In The Making)". ¡Que suenen los ritmos alegres y vibrantes! ¡Que nos lleven por un segundo a la India o a dónde quiera que sea.! ¡Que nos den un poco de optimismo! Probablemente nos ayude.

Advertencia: Las Autoridades Sanitarias advierten que bailar esta canción -a poder ser imitando a las personas del vídeo- es altamente recomendable para su salud


sábado, 10 de octubre de 2009

Prioridades

Hay 2 noticias revoloteando estas semanas que me hacen removerme en el sofá. Me dejan con un cuerpo extraño. Pensativo… Una de ellas es la ola de suicidios dentro de France Telecom, en un número tan llamativo que le “obliga” a actuar a Sarkozy. Independientemente de que se suponga que el responsable (ahora ex-responsable) de las rotaciones sea un tirano, algo falla en nuestra sociedad cuando distintas personas acuden al suicidio como única arma para combatir una situación que no les gusta. Personas con un trabajo estable, sin dramas humanos…

Con esto no digo que sean unos quejitas. Ni mucho menos. Solamente que, a mi entender, una persona madura y estable no elige solucionar una mala situación laboral quitándose la vida cuando puede dejar el trabajo, montar una huelga, escribir a los responsables políticos o al periódico, buscarse otro trabajo mientras, negarse a un cambio o cualquier otra variante.

La segunda noticia también viene de Francia pero se ha extendido. Todo empezó con el estudio que encargó Sarkozy para evaluar si se podían definir nuevos indicadores más fiables para medir la satisfacción del ciudadano, más allá del PIB, el desempleo,…

No sé si entendéis porque me revuelvo en mi asiento… Por un lado, tenemos a altos responsables que esperan medir la felicidad para así valorar su trabajo. Y por otro, a ciudadanos que no saben solucionar problemas. Y ninguno de ellos parece darse cuenta de que nuestra propia felicidad depende de cada uno de nosotros.

Aunque aspiremos a mejorar nuestra calidad o nivel de vida, queramos modificar la forma de hacer las cosas o queramos ayudar a otros terceros de una manera más eficaz, no debería residir en eso nuestra sensación de felicidad. Y digo esto porque TENEMOS más de lo que necesitamos para ser felices. Y, como la experiencia demuestra, un mayor desarrollo no implica mayor felicidad. ¿Puede ser alguien feliz sin una cobertura sanitaria universal? ¿Puede ser alguien feliz sin que exista una educación pública gratuita? ¿Puede serlo sin que existan bancos en los parqués, fuentes en las avenidas o pasos de cebra bien pintados? ¿Seríamos más felices si no existiesen políticos ladrones y banqueros amorales con una pensión de 3M€/año cuando luego se niegan a dar crédito a pymes y familias? ¿Puede ser alguien feliz aunque le haya pegado su padre/madre? ¿O aunque haya sido violado/a? ¿O aunque sus padres no estén vivos?

Obviamente todos aspiramos a más. Y yo estaría más contento si todas las cosas que creo que están mal, pasasen a estar mejor (bien me parece mucho decir), y si la vida me sonriese más todavía. Pero no sería infeliz si eso no pasase. Tenemos cada uno de nosotros infinitamente más de lo que necesitamos para ser felices. El español de clase baja (no digo un mendigo) tiene una casa con calefacción, agua y luz a un precio asequible. Aunque no llega a fin de mes, es socio de un equipo de fútbol, o tiene su camiseta de 80€, se puede ir a cenar por ahí, emborracharse, fumar. Tiene un coche y está preparando la comunión de su hijo con un presupuesto de 8.000€. Sí, la hipoteca le agobia y le gustaría tener más. Pero se ha podido comprar una tele nueva y tiene un sistema sanitario a su disposición y prácticamente gratis. Que el español de clase baja tenga todas estas comodidades han sido un gran logro. Y es mucho más cómodo vivir así que no como se vivía hace 40 o 60 años. Pero de esto no depende la felicidad. Nuestros abuelos eran felices algunos y otros no. Pero podían ser felices con unas condiciones de vida muy duras. Por lo tanto, buenas noticias: la felicidad es gratis y depende de nosotros.

Además, cuántos más personas felices seamos, más rápido cambiaremos el mundo a mejor ya que si tu felicidad no depende de eso, no estaremos amargados por no conseguir las cosas exactamente como las imaginamos, ni ofreceremos a los que piensan diferente una sola forma de resolver los retos del futuro.

Así que, por favor, no os suicidéis. Nos necesitamos.

Y si necesitáis un pequeño empujoncito musical os dejo la reflexión de Lori Meyers en la canción "Sin Compasión": "Y, sin embargo, yo estoy bien pero no lo sé..." Aprendamos de su error :)