jueves, 22 de julio de 2010

Regalos

Creo que sabéis la mayoría de vosotros que este verano ha venido un angelito ruso con cara de diablillo a pasar con nosotros el verano. Durante este mes y poco que lleva aquí se nos han ido juntando multitud de anécodtas y experiencias que quedarán para siempre en nuestra memoria. Pero hoy no quiero hablar de eso...

Escribo hoy esto porque durante estas semanas nos hemos chocado con una realidad que conocíamos pero que no hemos conseguido evitar: los regalos. Cada vez que hablo de esto la mayoría de gente me mira con cara rara, como si fuese un extraterrestre. Así que suelto aquí mi mensaje, esperando que alguno de vosotros me haga sentir un poco menos raro. O que me convenza de que estoy equivocado. ¿Por qué no?

El caso es que es tremendamente curioso analizar las últimas semanas y la forma en que en este lado opulento del mundo nos relacionamos entre nosotros. Por ejemplo, nuestra forma de decir "te quiero" unos a otros consiste en gastarnos nuestro valioso dinero al que damos tanta importancia y transformarlo en un objeto que le entregamos a otro. Si no hay regalo, no hay muestra de amor. Si intentas romper esta cadena te conviertes en una persona extraña que no tiene corazón. Datos para que os quiero:

Diana ha conocido a unas 20-25 personas. Salvo honrosas excepciones, todas ellas con un regalo bajo el brazo. No vale de nada decir que no lo hagan. Lo que viene a significar que va acumulando regalos en una cesta que casi no tiene tiempo a procesar. El obsequio X es genial pero como vienen otros 3 enseguida que captan su atención, la colonia, la muñeca o el peine empiezan a quedarse en una esquina del baúl de los recuerdos. Resultado: un montón de cosas que no sirven pero que calman la conciencia del visitante.

Seguimos. La gente que le regala cosas son personas que nos aprecian y consideran que hacerle(nos) ese regalo es una muestra de lo que sienten hacia nosotros. Nosotros por no despreciar nadie optamos por la siguiente opción: valoramos lo que nos intentan decir (mostrarnos su cariño) y lo agradecemos a pesar de la forma de decirlo (regalo material). Lo que significa vía libre para presentes. Sin embargo, intentar romper esta cadena significa despreciar los sentimientos de los demás. Así pues, solo queda una salida si no quieres quedar mal ante ellos: aceptar las cosas tal y como son y que tu hija aprenda que el amor se demuestra con dinero.

Más. Cuando uno da algo a alguien tiene un objetivo. En la mayoría de casos, es demostrarle a la otra persona que le importa. Lo que valoramos nosotros de lo que puede darnos alguien suele ser inmaterial: cariño o que Diana pase un rato divertido jugando , o que se ria con ella o que le enseñe cosas que le sirvan en el futuro. Y para eso no hace falta ningún objeto. Vale con nuestras manos y piernas. Con nuestra sonrisa, con nuestras ocurrencias... Pero normalmente nos preocupamos más de qué regalo le vamos a comprar que de cómo actuar con ella o como hacerle reír. Sí, alguien puede decir que el regalo es un añadido pero... ¿por qué molestarnos en algo que no aporta valor al objetivo final que perseguimos?

No sé... sé que me arriesgo a molestar a gente que me importa. Y sé que remo contra marea. Sé que mucha gente no me comprenderá. Pero también siento que es algo que se me impone. No quiero hacer cosas solo porque se supone que las tengo que hacer. Y quiero que la gente que me quiere entienda que rechazar sus regalos no significa quererles menos. Si no, precisamente más. El motivo por el que les quiero no tiene que ver con el dinero y sí por lo que hacen sin él.

Este año ha sido experimental, pero me ha servido para sacar unas cuantas conclusiones para el verano que viene y para la llegada del bebé. Solo espero no ganarme demasiados enemigos...

jueves, 1 de julio de 2010

¡Qué fácil es decir que la vida es una mierda! (pilluelo)

Hoy volvemos a la senda de las firmas invitadas ya que pilluelo recogió mi invitación del post anterior. Espero que os interese. A mi me gusta porque es una visión complementaria y porque aprovecha también para criticarme... y ya sabéis que me va la marcha. Eso sí, no os voy a condicionar. Yo me reservo mi opinión para el turno de comentarios :)

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¡Qué fácil es decir que la vida es una mierda! ¡Qué fácil decir que los políticos son unos corruptos que no piensan en el pueblo! ¡Qué fácil despotricar, culpar, criticar!… Pero, no es tan fácil pensar en que como seres humanos tenemos unos derechos y unas obligaciones. Los derechos humanos existen como tal. Las obligaciones, parece que no. Soy el primero (bueno, bueno, es un decir…) en apoyar y luchar por los derechos humanos, personalmente suelo elegir las “batallas” relacionadas con necesidades básicas (hambre, salud, educación, agua potable, y poco más). Está claro que por haber hay docenas de causas y cada uno elige la suya para defender unos derechos particulares y pidiendo a nuestro entorno unas obligaciones particulares. Personalmente, creo que esto nos hace un poco hipócritas porque no hay blancos ni negros, y comparar esta serie de cuestiones es… de ingenieros :D. Pero bueno, como al final todas las causas están relacionadas, me permito centrarme en esos puntos en común. Actitudes y costumbres diarias de cada uno.

Al final, podemos profundizar en cada injusticia hasta llegar a su origen: una acción concreta de una persona concreta. Que una persona puede hacer la diferencia, quizás sea decir demasiado. Pero esta claro que cada uno cuenta en la multitud. Así, cada acción diaria de cada persona cuenta. Y respetando la libertad individual en hacer lo que cada uno considera mejor, ¿quién de nosotros tiene en cuenta la obligación de hacer lo que es mejor para la sociedad? Responsabilidad social, o como queráis.

Pero hablar del individuo es fácil, hablemos de lo concreto. Yo mismo. Decir todo esto sin implicarme sería todavía más hipócrita. Yo compro a multinacionales, pero luego ayudo en la campaña de comercio justo. Yo doy dinero a proyectos sociales de Luanda, pero me acabo de tomar una cerveza fresca y dentro de poco me voy de vacaciones. Coherencia… escasa. Responsabilidad… pues siendo sinceros, la justa para mantener una salud mental/felicidad. Como la mayoría... La diferencia está en que las fronteras de cada uno son diferentes. Lo que para mí es un capricho innecesario y por lo tanto una incoherencia frente al hambre mundial, para otro es necesidad básica. Y todo esto, me lleva a plantear la siguiente pregunta: ¿cuáles son las necesidades básicas? Pues creo que ya lo he dicho antes. Para mí, comer, tener salud, educación y agua potable. Alguna se me escapa. Un techo para vivir, por ejemplo. Pero en mi día a día, no considero suficientes tener esas cosas. Y, ¿por qué?

Pues ahora (tras este sermón que supongo nadie leerá) hago referencia a uno de los post del Señor Benedicto. Porque estamos manipulados constantemente por los intereses de varias entidades, en su mayoría intereses económicos. Y ¿cuál es la principal forma de manipular a las masas? ¿Belén Esteban? También, también... No le quitemos méritos a la pobre. Personalmente me sulfuran los medios de comunicación. La prensa centra nuestra atención y nuestras preocupaciones en lo que le da la gana. Hoy el volcán es noticia, pero mañana ni existe para nosotros. Por no hablar de los miles de muertos diarios en África por la malaria, o por la tuberculosis. Y todavía alguno dirá “¿qué es eso de la malaria?”... Nos falta cultura, nos falta criterio, nos falta voluntad para buscar las noticias. No nos engañemos, Internet nos puede informar del tiempo que hace en el lago Titikaka. Pero no tenemos voluntad. ¿Culpables? Para mí los medios en gran parte, porque dar mayor importancia al autobús de la Real que a una vida humana es… ·$%&·%... vamos, no tiene nombre.

No lo olvidemos. Cada uno que luche por la causa con la que más se identifique. Pero no olvidemos el resto de causas. Hagamos huelga por los derechos de los trabajadores. Pero no olvidemos a los parados que desean trabajar. ¿Quieres reciclar y tener un mínimo impacto medioambiental? Muy bien, pero no olvides que detrás de cada Made in China hay sufrimiento, que detrás de cada árbol que salvas puede haber varios niños sin comer. Seamos libres para elegir nuestra causa, pero tengamos un poco de decencia y responsabilidad social. ¡Dejemos de ver la tele! :)
pilluelo