martes, 24 de noviembre de 2009

La vida, vida es

Vais a pensar que estoy medio loco pero reflexionando sobre otros temas, me he acordado de una historia del colegio que viene a cuento en este post:

Estaría en 3º de BUP o por ahí cuando Kini apareció un día en clase diciéndonos que se había convertido a una nueva religión que se llamaba Alelí… Obviamente, descubrimos que estaba vacilándonos cuando nos empezó a contar que Alelí era una marca blanca de Kleenex y que tenía unas frases mágicas que había que decir y no se qué cosas más que ya no recuerdo (¿alguien me puede ayudar?).

El caso es que esto nos dio pié a crear una “secta” competencia… ya sabéis, la efervescencia de la juventud:)… se llamaba Faray- que era otra marca de blanca de kleenex-. Como necesitábamos un eslogan, una piedra filosofal, un principio fundamental que no pudiese ser refutado llegamos a la siguiente conclusión: nuestro lema era “el tiempo, tiempo es”. Y todos sus derivados. Era la única forma de formular una realidad que creíamos inviolable. Si hemos creado el concepto tiempo (aunque Einstein nos diga que no es lo que pensábamos), el tiempo “es”… y lo seguirá siendo, cambie nuestro concepto o realmente no exista.

Todo esto viene a colación porque estaba dándome cuenta de lo contradictoria que es la vida (o no). No existe una única frase o regla que no pueda ser matizada, no existe una verdad absoluta, no existe un solo principio vital que pueda ser mantenido de por vida (o sí). En lo que a vida se trata, nuestra vida se tiene que basar en la felicidad, pero al mismo tiempo debemos saber sufrir, debemos saber que la felicidad no existe. Podemos formular que debemos ser cándidos con los demás, pero al mismo tiempo deberíamos mantener cierta bravura que nos evite problemas. Debemos ser fuertes ante los problemas, pero no tanto como para ser insensibles.

Debemos mostrarnos alegres ante los demás, pero no tanto como parecer engreídos porque somos felices y el otro no. Debemos ser perfectos, pero al mismo tiempo imperfectos porque es la única manera de ser perfectos. Debemos tomar todo en su justa medida, pero nadie sabe cual es la medida, nadie sabe cuales son los extremos para poder hallar un punto intermedio. Debemos cuidarnos a nosotros mismos primero, pero al mismo tiempo deberíamos ser generosos, pero también precavidos, e incluso un poquito maliciosos. Deberíamos buscar nuestra propia felicidad, pero sin buscarla al mismo tiempo. Debemos sesguir siempre "luchando" pero también debemos saber cuándo es mejor retirarse y buscar otro camino. Debemos encontrar nuestro propio camino pero debemos estar integrados en la sociedad. Debemos ser racionales pero también emocionales. Debemos ser firmes pero también flexibles. Debemos ser como creemos que tenemos que ser aunque esa creencia cambie cada tiempo, aunque el mundo cambie a cada segundo

Pero lo mejor (o lo peor), lo increíble (o creíble) de todo esto es que, aún así, no debemos/podemos parar de crear normas, recomendaciones , reglas, consejos. Necesitamos reglas aunque conozcamos su limitación. Necesitamos decir que tenemos unos principios inviolables aunque éstos cambien cada cierto tiempo. Necesitamos creer que sabemos lo que queremos para poder querer lo que tenemos. Necesitamos escribir este post para autoafirmar nuestros principios y luego, a su vez, poder seguir cambiándonos a cada instante.

No, si al final me voy a tener que convertir de nuevo a la religión Faray porque lo único que sé (o no) es que: La vida, vida es...

PD: Las fotos están sacadas de flickr de aquí y aquí

sábado, 21 de noviembre de 2009

Uno de esos días...

Hoy es uno de esos días en los que te vuelves pesimista de repente. Donde te sientes solo en el mundo, incomprendido… donde te cuesta ver el lado humano de los que nos rodean, donde dejas de ver que la cosas se pueden cambiar, que las cosas van a mejor,…

Ayer, no sé muy bien por qué (o lo sé pero no quiero decirlo:)) me dio por reflexionar sobre lo mal montado que está este mundo. Que no tiene un concepto de humanidad. Donde, sencillamente, unos países, unas personas, unos grupos, tiran para su lado sin importar que hay en el otro extremo de la cuerda. Me da tristeza observar que muchas cosas de las que tengo no son necesarias. Y, lo peor de todo, que me doy cuenta de que estoy por debajo de la media en cuanto a consumismo y pienso “si yo soy el bueno… y resulta que necesito-con todas las letras- un portátil, un coche nuevo, una maleta más cómoda, una camisa más bonita, una cena fuera de casa,…”

Y sigues recibiendo “buenas” noticias como que cada vez hay más pobres a pesar de los objetivos del milenio y mientras los bancos siguen ganando dinero (y mucho); como que sigue nuestra “maravillosa” política agraria que mata a los ciudadanos de otros países, que todos miramos para otro lado- da igual si es el del piso de arriba el que defrauda a Hacienda o si son de lejos los que mueren-… o que EEUU y China dicen que no les viene bien eso de quedar en unos días en Dinamarca, que tampoco tiene prisa eso de que nos estamos cargando nuestro propio mundo y que ya hablaremos después, que ahora se quieren echar una sitio.

Y todo esto me cae sobre los hombros y me abruma… y, sí, ya sé que yo no pienso realmente esto, que creo que se puede cambiar, que debemos ser optimistas y que debemos actuar… pero me vais a dejar que me hunda solo por unos segundos, que os mande a todos a paseo, que le diga a los políticos que son unos estúpidos, que entre todos nos estamos cargando el mundo y que da asco vivir aquí. Que los banqueros son unos jetas y unos timadores y que estoy cansado de todos ellos. Que también nosotros somos unos hipócritas, unos falsos, unos cínicos y unos inconscientes que no somos capaces de vivir de manera más real, sin aspirar a tener una casa en la playa, un coche nuevo, salir el fin de semana con ropa de marca, gastarnos todos los sábados 30€ solo en copas, quejarnos por las mayores estupideces y pensar que somos desdichados porque no podemos aspirar a un carrito de bebé con discos de freno….

Sí, dejadme que lo diga aunque no sea verdad. Dejadme que tenga estos instantes en el subsuelo. Porque así consigo que me entren ganas de salir con más fuerza, con más optimismo y con más ímpetu para cambiar esto que nos atañe, aunque no sepa como… dejadme que baje a los infiernos porque luego tengo formas de escapar: puede ser una sonrisa, una palmada en la espalda, una buena noticia, la tragedia de otra persona que te obliga a animarle o simplemente darte cuenta de que no nos queda otra que intentarlo…

En mi caso podría ser la tarta de queso que Jaione me está preparando, o el estar en casa tranquilo un rato, o la visita de Miss Talillo esta noche o, simplemente, descubrir que una canción ¡original! te quita las palabras de la cabeza… El mundo sigue girando, cambiando las vidas o la gente en él; nadie sabe donde nos llevará; pero si tienes esperanza, mejora, mejora, mejora

domingo, 8 de noviembre de 2009

Yo sobreviví a la crisis y la gripe A

Supongo que ya se le habrá ocurrido a alguien por ahí pero no sería una mala idea empezar a fabricar camisetas, pines y recuerdos varios con la frase "Yo sobreviví a la crisis y la gripe A". Quizá quedan unos meses para que la gente se atreva a ponérsela pero seguro que con el tiempo la utilizan mucho. Así, cuando llegue la próxima crisis mirarán a los pipiolos de turno y dirán: "Mira, es que yo ya he pasado una crisis-o 10 ó 20- y sé de qué va esto ¿sabes?". Cuando lo que no sabe es que pasar una crisis no significa haber aprendido de ella. Ni tampoco sabe que tendrá la misma poca idea que su oyente. Pero ¡qué más da!... la experiencia te permite decirlo sin sonrojarte.

Luego, con un Rioja -o un martini o lo que quiera que esté de moda por entonces- en la mano hablará con sus amigos y dirá: "¿Os acordáis de la crisis de 2008?". El resto asentirá y sonreirá. Entonces, añadirá: "los jóvenes de hoy no tienen ni idea de lo que fue" -ni él tampoco, quizás- "eso sí que fue difícil y no lo de ahora que se quejan porque cosas nimias como que ha subido el nivel del mar 1 metro, escasea el agua potable y los coches están parados porque no hay como alimentarlos". Entonces, triunfal, se mirará la camiseta, se sentirá más orgulloso si cabe y dirá: "'¡joder! ¡¡Y lo felices que éramos!!".

Así que acordaos, ahora somos felices y mañana no. Igual que algunos creen que ahora no somos felices pero que hace tiempo sí.... Menos mal que yo estoy sobreviviendo a la crisis y a la gripe A. :)