martes, 27 de diciembre de 2011

El camino

Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Y cada uno tiene su ritmo vital. A veces simplemente nos empeñamos en que los demás sigan nuestro camino, que crean las verdades que nosotros creemos ahora. Que den los pasos que nosotros hemos dado. Y lo hacemos sin saber que su camino es otro y que quizá en otro momento llegarán, si es que llegan.

Tampoco parece tener sentido resignarnos a que se alejen. Sobre todo porque compartimos un mismo mundo y el polvo de su camino a veces mancha nuestros ojos.

Pensaba ésto en estas fechas en las que se acaba el año y parece que hay que recapitular. Mi resumen, a groso modo, es rápido: una hija de casi un año, otra en proceso de adopción y una empresa nueva. Y feliz. ¿Cómo he llegado hasta aquí si hace nada vivíamos en parejita viajando por el mundo?

Lo desconozco. Recuerdo los pasos hace unos 5 años para simplificar mi vida, para quitarme estrés, para conectarme con mi yo humano, para cambiar mi relación con el trabajo. Muchas ideas se almacenaban en mi cabeza pero solo unas cuantas acciones: quitar la TV, perseguir un equilibrio más sano entre trabajo y familia,... Pero pasito a pasito me puse a finales de 2009 cuando dos hechos precipitaron varios proyectos: el primero la decisión de querer ser padre; y la segunda el viaje que hicimos por nuestra cuenta a Vietnam y Camboya. Sea por la responsabilidad de la paternidad, la conexión con la vida más humilde o lo que sea, nada más volver nos dejamos de excusas y nos metimos de lleno en nuestro proyecto personal de ecología. A los pocos meses, nos animamos a acoger a Diana durante el verano de 2010.... y durante ese año asumí lo que ya sabía: que podía hacer muchas cosas en el terreno personal pero que 1/3 de mi tiempo se iba en un trabajo remunerado. Y que tenía que proponerme aportar más al bien común también durante mis horas laborales.....

Y así pasó el tiempo. Acciones mejores o peores, con más o menos aceptación, con mejores o peores resultados pero contento de arriesgarme. Alegre de luchar por lo que creo. Y orgulloso de hacer camino. Mi camino

Que sigáis vuestro camino y que nos sigamos cruzando y alejando.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Respuestas a: ¿Cómo educa en la muerte un ateo a sus hijos?

En primer lugar, muchas gracias por vuestros comentarios al post anterior ¿Cómo educa en la muerte un ateo a su hijo? Vuestras aportaciones me han ayudado a pensar y empiezo a tener algunas ideas claras. Y en el momento justo, después de haber reflexionado con vosotros sobre estos aspectos, encontré este libro en la biblioteca que me vino como anillo al dedo: "Cómo contárselo a los niños" de Dan Schaefer y Christine Lyons.El enfoque es muy práctico y, al ser americano, independiente de cualquier religión o costumbre cultural.

Aporta unas claves que creo que son muy útiles y que aprovecho para poneros aquí. A mi me encajan pero no quiere decir que sea la única verdad. Si acudís a otros libros, podéis encontrar teoría diferentes:
  • Los niños deben entender que la muerte es el fin de la vida. Parece obvio pero recomienda que lo primero que tiene que entender un niño es que con la muerte el cuerpo deja de funcionar. Así de crudo y así de real. Este punto de partida lo comparto sin dudar. La muerte es lo que es y debe ser transmitido
  • El mensaje variará según la edad. Con niños de 5 años el mensaje tendría que ser muy básico para que pueda entenderlo. Por ejemplo: "el abuelo se ha puesto muy malito. Su cuerpo ha dejado de funcionar y ya no se puede arreglar". El objetivo es que, independientemente de la edad, el niño entienda y acepte que no hay vuelta atrás
  • Una vez que creemos que lo ha entendido, entonces introducir los conceptos religiosos o culturales. En mi caso tendré que negociar con Jaione pero estaba pensando en explicarle que hay gente que piensa una cosa y gente que piensa otra. Y que ninguna es mala.
  • Prestar siempre mucha atención a los sentimientos de los niños. Son impredecibles y solo creándoles un ambiente donde ellos se sientan libres de culpa para hablar sobre la muerte y sus pensamientos, conseguiremos saber lo que realmente les pasa por la cabeza. En un caso, cuenta, a un niño le dijeron antes de morir el abuelo que tenía muy mala pinta... Y a las semanas viendo una peli de zombis su madre dijo que no quería verlos porque tenían muy mala pinta. Conclusión: mi abuelo es un zombi.... y fue la última imagen que guardó de su abuelo... Si les damos un ambiente en el que no les juzgamos por lo que puedan decir, sabremos qué piensan realmente y les podremos ayudar mejor en el proceso.
  • Los niños también sufren un proceso de duelo y, por lo tanto, tienen derecho a elegir si quieren estar en los tramos que nosotros consideramos "duros": hospital, funeral, entierro,... Alejarlos de estos actos suele ser negativo para su proceso de duelo porque asumen que sus sentimientos valen menos que los de los demás o que no se le trata como lo que es, una persona.
  • La educación en la muerte es un proceso continuo que no debería empezar cuando ya hay un fallecido. Empezar cuanto antes le ayudará en el futuro
Espero que os sea de ayuda.

jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Cómo educa en la muerte un ateo a sus hijos?

Ya veís... cosas de padres... y de padre ateo, claro. Estaba pensando en el futuro y he llegado a la conclusión de que yo, ateo, no sé como educar en la muerte a mis hijas. Sí, educar en la muerte. Que suena a satánico pero que es algo que hace falta cambiar en esta sociedad. La muerte como parte de la vida. La muerte como algo que no hay que temer y que hay que asumir que algún día llegará.
Porque si se te acerca un niño de 7 años y te dice "¿y dónde está ahora el abuelo José?". ¿Cómo debe educar un ateo? ¿Debe decirle que el abuelo José está muerto y que no lo va a ver nunca más? ¿Debe explicarle que cree que la vida es así? ¿O debe optar por una versión más dulce y seguir la educación cristiana del cielo y la vida eterna? ¿Mentir y decirle que crees en eso para que un día se dé cuenta de que le has mentido? ¿O que descubra que no solo es que no vaya a verlo más sino que su padre, su madre o el mismo se pueden morir en cualquier momento y que eso no tiene por qué ser malo?

Llevo centrifugando estas ideas en mi cabeza un tiempo así que agradecería opiniones, enlaces, documentos, etc que me ayuden a crearme una opinión. Tanto del que piense que debo darle una "versión cristiana" como del de la vía atea o vías intermedias.

jueves, 13 de octubre de 2011

Menos stevejobses y más yunnuses

Ha pasado más de una semana desde la triste noticia de la muerte de Steve Jobs. Rápidamente nos hemos apresurado todos a encumbrarle en lo más alto… Nada tengo contra el creador del iPhone, que es libre de hacer con su vida lo que le plazca. Pero sí me vais a permitir que esté en desacuerdo con todos aquellos que lo catalogan como el gran referente de esta época, como un semidios venido a salvarnos con el iPad. Porque todo eso puede ser cierto si no hemos aprendido nada de esta crisis; puede ser cierto si nuestro objetivo en la vida y como empresas es conseguir que los ricos sean más ricos y que nos de igual toda la gente que lo pasa mal.

Por eso, y porque creo que somos muchos los que queremos arreglar esto (un servidor con su limitado impacto), me permito afirmar que el mundo no necesita muchos Steve Jobs, sino muchos ricos que se den cuenta de que ganar dinero no es un fin, como le ocurrió a Bill Gates en el año 2006; si tengo que elegir prefiero que las mentes más brillantes, como la de Jobs, dediquen su talento a cambiar este mundo, como Yunnus con Graamen Bank o como Bill Drayton con Ashoka; y, si se puede, que las tabletas tengan un fin social como está pasando en India; si tengo que poner empresas ejemplares no mencionaré a aquellas cuya estrategia futura se centra en crear gadgets y más gadgets sino a aquellas que se transformen y persigan crear valor compartido para la sociedad y para la finanzas de la empresa, como están haciendo HP, GE y tantas muchas otras a este lado del océano; y si de algo estamos necesitados no es de emprendedores Apple+ en un garaje sino de emprendedores sociales, sean los de ashoka, momentum Project, hub Madrid, eutokia, ennovent, acumen, o tantos muchos otros…

Por eso, esta mañana pensaba que para mí Steve Jobs puede ser super creativo, buen gestor y todos los buenos adjetivos empresariales que queráis pero si algo no es, es el ejemplo de empresario del siglo XXI. Lo es, pero del siglo XX. Ha seguido un patrón heredado y lo ha llevado a la excelencia pero afortunadamente el mundo está cambiando. Y solo es cuestión de tiempo que lo sepamos ver.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Que vuelen los papeles

Que vuelen los papeles, que vuelen. Que crucen montes y surquen mares. Que lleguen a quien tengan que llegar. Que consigan la firma de quien tenga que firmar. Que duden de nosotros todo lo que sea necesario, pero que duden ya. Que pregunten, que soliciten, que interroguen, que nos metan el dedo en el ojo si hace falta. Pero que vuelen los papeles, que vuelen. Y con ellos de vuelta que traigan a Diana, como Aladín con su alfombra. Que nos entre por la ventana y simplemente la descubramos dormidita en su cama cuando nos despertemos...
...
Y dice la teoría que ya me sé que no hay que ser impaciente, que no hay que marcarse fechas, que hay que pensar solo en el próximo paso. Que hay que disfrutar el presente... de June, claro. Y preparar bien su llegada. Formarnos, leer, disfrutar del hueco de pareja...
...
Ya lo sé... pero dejadme por unos segundos que desee que vuelen, corran y salten los papeles. Dejadme que me desahogue aquí solo por un instante. Que al fin y al cabo yo no entiendo de papeles, ni de certificados, ni apostillas, ni de pilares, ni de tests... Y solo entiendo, aunque poco, de chiquitinas y mámas y pápas, de valentías en forma de queso, de dridadridra y de tequieros. Y, por eso, me vais a dejar que vuelva a pedir por última vez antes de seguir luchando en el día a día de esta adopción.... ¡que vuelen los papeles, que vuelen!

jueves, 11 de agosto de 2011

¡Vamos, chicos!

A veces nos debatimos entre lo ideal y lo real; entre el cambio y la permanencia; entre lo que deseamos y lo que conseguimos. He visto a amigos y familiares que han realizado grandes esfuerzos por cambiar cosas que no les gustaban de ellos mismos. También lo he vivido en mis propias carnes. Existe un momento de desesperanza en el que te das cuenta de que no has llegado al ideal que tenías en la cabeza o que, simplemente, de vez en cuando hay pequeñas recaídas. Nos cuesta creer que el proceso no es inmediato y eso nos genera frustración. Y, como en todo, si se encauza bien puede ser un motor para progresar. Pero si te vence, acaba destruyendo el castillo que estabas construyendo.

Por eso, creo que una vez que estás en un proceso de cambio es muy útil saber cuantificar tu progreso y ponerte “metas volantes”. Y entender que esa es la llave hacia un camino más amable, que diría Xoel López.

Tampoco estaría mal que nos valorásemos también lo recorrido a nivel mundial. Especialmente hoy que nos vemos saturados por malas noticias, que vemos los mismos problemas del pasado, ya sean en Reino Unido o Somalía. Porque nos pueden llevar a pensar que seguimos igual que hace décadas y que no avanzamos. Sin embargo, sería necesario reconocer que una cosa es la meta ideal y otra los progresos que hemos hecho por el camino. En Gapminder se puede ver cómo se ha acelerado el desarrollo de miles de millones de personas en el mundo, sacándoles de la pobreza, alargando su vida. O en Crisis Group, que me pasaba el otro día pilluelo, puedes ver cómo los conflictos se arreglan. También como algunos van a peor. Pero vemos todo el partido, hasta que el arbitro pita el final. Como la gente que sale antes del descuento, buscando el coche para escapar del atasco. En esos minutos a veces se cumplen nuestros peores presagios... pero a veces nos perdemos la remontada o el gol de año, transformado en algo mucho más importante, la solución a un conflicto.

Datos como éstos no deberían desembocar en la autocomplaciencia sino en una palmadita en la espalda. Esas que a veces necesitamos todos cuando sufrimos en la carrera, cuando no pensamos en lo que hemos hecho sino en lo que nos queda todavía por delante. Y nos abruma... Y en esos momentos nos ayuda esa persona que viene con la esponja y con el vaso de agua. Y nos dice... “vamos, chaval”. Y esa esponja y ese vaso y ese vamoschaval va para el que intenta transformar su vida y hacerla más emocional y ese momento en el que sigue pensando que no lo puede hacer cuando no se da cuenta de que ha avanzado un montón. O para el que se siente raro mientras se preocupa por el impacto social de su consumo y rechaza regalos y siente el desprecio de algunos y las críticas de otros. O para el que hace frente a sus miedos y sus duras vivencias mientras se hace un hueco en este lado del mundo.... ¡Vamos chicos!

martes, 19 de julio de 2011

El futuro de nuestros hijos

En las dos primeras páginas del libro "The Blue Sweater" que acabo de empezar a leer, Jacqueline Novogratz desliza suavemente el mensaje esperanzador de todo lo que hemos sido capaces de cambiar en 100 años de historia. Desde su abuela hasta ella... Y aquí he tenido que parar de leer y venirme a estas líneas porque me ha dado por pensar en cómo lo hemos conseguido.

Pienso en mi historia (que es similar a la de la mayoría de vosotros) y me pongo en la cabeza de mis abuelos, casi todos ellos emigrantes, por unas u otras razones, que decidieron poner sus vidas al servicio de sus hijos y trabajar a destajo para ofrecerles una vida mejor. Y realmente lo consiguieron: a mis padres no se les ocurrió pensar que podían pasar hambre, pudieron ir a la escuela, no se les discrimino tanto por cuestiones de sexo y disfrutaban de algunas comodidades. Aún así, decidieron de nuevo pensar en sus hijos antes que en ellos, volver a emigrar, montar un negocio y luchar por mayores oportunidades. Y realmente lo consiguieron: nunca nos faltó nada ni a mi hermana ni a mí, tuvimos una buena educación, juegos, pudimos viajar, las oportunidades que tenía mi hermana eran mayores que las de mi madre, fuimos a la universidad,...

Así que parece que mi destino tendría que ser el de volver a trabajar al máximo para que en vez de disfrutar en su infancia de una Super Nintendo mis hijos lo hagan de 1 Wii, para que tengan ropa más cara, para que hagan todas esas cosas que creen que necesitan solo porque alguien piensa que es menos si no las tiene.... Bueno, es una forma de verlo...

Sin embargo, creo que la mejor manera de imitar a alguien es hacer algo diferente. Nuestros antepasados lucharon por nuestro futuro. Y antes eso equivalía, en gran parte, a dinero. Pero una vez llegado a nuestro nivel de vida ¿cuál es el futuro de nuestros hijos? Pues si todo sigue así, un mundo desigual, donde verán a gente morir de hambre mientras nosotros seguimos brindando en una eterna fiesta; donde seguiremos consumiendo recursos con dirección a un iceberg pensando que ya se apartará él; donde sus padres solo fueron responsables de las llaves del mercedes y de limpiar la piscina.... Esos serán sus problemas y si quiero seguir el ejemplo de mis abuelos y de mis padres lo que creo que tengo que hacer es utilizar mis habilidades (limitadas, vale, pero habilidades) para que el mundo que se encuentren cuide mejor el medioambiente, tenga menos desigualdades, muera menos gente de hambre o por enfermedades evitables, sea más justo... Un esfuerzo que sea una gota de agua en el océano pero ya sabéis que el océano no sería lo mismo sin esa gota.

Efectivamente, es difícil. Pero no creo que nuestros antepasados pensasen que estaba chupado llegar hasta donde hemos llegado hoy. Y aquí estamos. Conseguido por la suma de grandes esfuerzos hechos por multitud de individuos. Eso es lo que tenemos que pensar hoy.

sábado, 18 de junio de 2011

Esos pequeños detalles

Hace un par de años me leí un libro que cambió algo en mi foro interno. Se llama "365 ways to change the world" ("365 maneras de cambiar el mundo" para los que estéis en la carrera por ser presidente del gobierno). Lo que venía a decir era que esto de cambiar el mundo es más fácil de lo que parece. O que, aunque sea difícil, es tarea de todos. Y lo demostraba con 365 ejemplos de lo más variopinto: desde ayudar a poblados en África hasta limpiar las calles de tu ciudad de chicles pegados en el suelo. Obviamente, no es la panacea pero creo que es de mucha utilidad para concienciarnos de que el cambio pasa por nosotros.

Lo increíble de la época que nos ha tocado vivir es que nunca ha sido más fácil ayudar a aquellos que sufren y que no conocemos (doy por hecho que todos ayudamos a los que están a nuestro alrededor en una u otra medida). Internet lo ha revolucionado todo, nos ha conectado con todas las iniciativas de la buena gente que hay en el mundo y nos permite actuar desde casa. ¿Qué no? Ahí van algunos ejemplos:
  • Busca bien. Google es efectivo pero con simples búsquedas podemos contribuir a cambiar el mundo. Buscadores como ecosia o goodsearch nos permiten hacer búsquedas de forma gratuita y contribuir a temas medioambientales o proyectos sociales al mismo tiempo sin pagar un solo euro. Lo hacen ellos por nosotros. Tan fácil como ponerlo de página de inicio.
  • ¿Unos libritos? Aquí puedes ver algunas recomendaciones sobre cómo comprar libros por internet a librerías con conciencia. Amazon está bien pero.... ¿cuesta mucho mirar primero aquí?
  • Compra uno, damos otro. Hace tiempo lo hizo Toms con los zapatos (ahora lo quiere hacer con gafas, como ya lo hizo WarbyParker). Hace poco ha lanzado la misma idea Megabolt pero con libretas. La idea es sencilla: si se compra uno en el mundo desarrollado, la empresa envía otro a alguien en un país en vías de desarrollo.
  • Mis dineritos. Parece complejo pero todo es cambiar la cuenta y pasar parte (o todo ;)) a un banco como Triodos o Fiare. Ellos solo dan dinero a empresas o personas que aportan algo a la sociedad y no a empresas armamentísticas como hacen el resto.
  • Eligiendo ordenador o móvil. Greenpeace nos lo pone fácil para añadir el aspecto medioambiental a la compra de productos electrónicos. Echa un vistazo aquí. La importancia que le des a este aspecto apenas cuesta esfuerzo y depende de ti.
  • Compritas. Echa un vistazo a Olokuti, MeitaiMaitie o Crianza Natural (las dos últimas relacionadas con maternidad y bebés) e intenta ver qué compra "tradicional" puedes sustituir por una de aquí. O para alimentos, consultar antes cuáles tienen transgénicos en la guía de greenpeace.
  • Ya no lo quiero. Hasta lo que no nos sirve puede tener utilidad. En Labdoo podéis etiquetar vuestro portátil para que cuando ya no lo queráis pueda servir a otros. Hasta desprendiéndote de tu viejo móvil pueden recibir dinero ONGs como Intermón Oxfam o Amnistía Internacional al mismo tiempo que te aseguras un correcto reciclaje.
  • O simplemente hacer vuestra propia búsqueda en WeAreWhatWeDo o 365waystochangetheworld. Será por ideas...
Cada vez tenemos menos excusas... :)



jueves, 16 de junio de 2011

Mirar a los demás como miramos a los bebés

Ahora que tengo una personita regordeta diciendo ajós por casa me doy cuenta de como cualquier persona, conocida o desconocida, amable o grosera, cuando ve un bebé se preocupa por ver lo mejor que hay en él/ella. Si tiene una mirada graciosa, "ay, que cuca es"; si no para de llorar, "ay, claro, es que es un luchador/a"; si es horriblemente feo, "ay, ¡qué carisma tiene!". Así, aunque somos conscientes de sus defectos, intentamos sacar lo mejor de la otra persona y hacerla valer.

Y es curioso porque pasan tan solo unos años y entonces los adolescentes que pasean por la calle son "los que tienen ganas de montar jaleo" en vez de "mira como luchan contra su propia crisis personal de entrada a la madurez ". Del mismo modo, el compañero de al lado "intenta hacerte la puñeta" en vez de resaltar que a veces intenta ayudarte o que él también tiene problemas como tú.

En general, nos cuesta poner pensamientos positivos a la inmensa mayoría de personas que vamos conociendo. En un momento u otro (con más frecuencia cuanto peor nos sentimos con nosotros mismos) malpensamos de nuestro compañero de mesa, de nuestra pareja, de nuestro amigo o de nuestro familiar. Esto nos lleva a un comportamiento negativo hacia el otro, que a su vez promueve la atracción de conflictos hacia tu propia persona. No sé si es la aceptación de uno mismo por la negación del otro, que sentimos placer creándonos enemigos o simplemente que somos incapaces de responsabilizarnos a nosotros mismos de nuestros problemas. Pero el caso es que mejor nos iría si fuésemos capaces de mirar a los demás como miramos a los bebés. Presuponer buenos sentimientos en sus comportamientos y mandar a la porra el horrible refrán de piensa mal y acertarás.

sábado, 28 de mayo de 2011

Un día más cerca de Diana

Un día perfecto, que diría Lou Reed.... Por si alguno no lo sabía ayer nos casamos. No, no ha cambiado nada de lo que pensábamos acerca del matrimonio pero simplemente lo necesitamos para conseguir que Diana esté aquí con nosotros. Siempre-siempre....

Y así empezó nuestro día. Un viernes cualquiera, con la ropa que encontramos en el armario y un juzgado al que nos acompañaban nuestros padres y el hermano de Jaio. Sabemos que para muchos es el día más importante de su vida. Nosotros no lo sentimos así pero era un día con significado porque nos acercaba a Diana. Todavía quedan muchos pasos pero está en nuestra mano hacer que esos dias sean especiales o que sean un duro viaje por el desierto. Así que, ¿cómo hacer un día especial de uno con una boda que habíamos decidio no hacer? Cuestión de actitud o de filosofía, habrá que decir....

Tiene su encanto hacer una boda atípica. 5 acompañantes. Todos vestidos de calle. Con nuestra hija de casi 5 meses y con otra esperando muy lejos de aquí. Mi madre que se pone detrás del juez para sacarnos una foto y cuando nos queremos dar cuenta... ¡FIN! Tanto encanto tuvo que después de una mañana tristona y nublada salió el sol cuando nos despedíamos de los jueces...

Unas fotos junto a un árbol que siempre hay alguien que se pone melancólico. Un paseo, que no puede faltar en Donosti. Un pintxito en La cuchara de San Telmo... mmmm... Comida en un restaurante normal sin que nadie pueda adivinar que es una boda. Otro paseo, que estamos en Donosti. El resto lo hizo la el Ayuntamiento y la capitalidad cultural 2016. ¡Qué detalle! Gracias a ellos tuvimos bailables. Y como no podía ser de otra manera en nuestro día no sonó Bisbal sino Jamie Cullum, Sade, Nina Simone,... Y prontito a casa que nuestra luna de miel es acostar a la gordi.

Seguro que no es la boda esperada por muchos. Pero nosotros creamos un día especial a nuestra manera. Con nuestros gustos. Con nuestros valores. Ni mejores ni peores.

Diana está más cerca de aterrizar en nuestra casa para siempre... ese día sí que será una gran fiesta...

sábado, 21 de mayo de 2011

¿Y qué hay de nosotros? @15-M

Creo que no hace falta que diga lo contento que me pongo al ver todo lo que está pasando alrededor del 15M. Realmente me siento orgulloso de la forma en la que se ha desarrollado la protesta: con calma pero con firmeza, en el momento que hemos considerado oportuno y con una organización envidiable para no haber ningún movimiento detrás. Suena irónico que nos digan que somos improductivos y poco válidos y que, por lo tanto, debemos bajar nuestros escasos salarios cuando en un campamento improvisado la gente es capaz de organizarse tan bien. Ahí tenéis a líderes, ejecutores, gestores, planificadores, comunicadores,.... quizá lo que falta para desarrollar esas habilidades en el puesto e trabajo es la MOTIVACIÓN...

Sin embargo, como ya se está haciendo tanto peloteo hasta desde los medios tradicionales, me vais a dejar que no lo haga en este post. Durante estos días ha quedado por fin claro que no nos gusta el sistema que vemos. Independientemente del partido político. También se han propuesto algunas ideas. Bien. Yo el mensaje que quiero lanzar hoy es el siguiente: hemos criticado de manera nítida lo mal que lo hacen los otros pero.... ¿seremos capaces de mirarnos el ombligo y trasnformarnos también a nosotros mismos? ¿O caeremos en el común error de echar la culpa de todos nuestros problemas a lo externo? Por ejemplo:
  1. "Odiamos" a los bancos tradicionales pero seguimos dejando nuestros ahorrillos allí cuando hoy en día existen bancos como Triodos o Fiare que se rigen por criterios totalmente distintos: solo prestan dinero a iniciativas que aporten algo a la sociedad (y no a la construcción de nucleares, a la fabricación de armas, a empresas del sector financiero tradicional,...). No necesitan una obra social que les permita el barra libre en el día a día. ¿Seremos capaces de tomar decisiones que cambien nuestros hábitos y los alineen con nuestros principios?
  2. Queremos renovables y no nucleares. Está genial. Pero hoy en día tendremos un 20% de producción de nucleares. ¿Estamos dispuestos a reducir nuestro consumo para no necesitar ese 20%? ¿O seguiremos pensando que para qué reducirlo si total el vecino seguirá consumiendo un montón?
  3. Queremos que las empresas no miren solo su bolsillo y que tengan fines más sociales. Para así desarrollar nuestras carreras en algo que nos motive y que beneficie a toda la sociedad. Pero,... ¿tendremos en cuenta estos criterios a la hora de comprar un ordenador, un móvil o fruta? ¿O seguiremos comprando un apple porque es más chic (perdón Iranzu ;)) o tal producto porque es más barato?
  4. Pedimos participación en la política más allá de 1 vez cada 4 años. Tenemos algo que decir. Y me pregunto, ¿dedicaremos tiempo a esta labor si nos ponen los medios para ello? ¿Dejaremos de estar en facebook 10 minutos para entrar a una web del ayuntamiento, ver los cambios que proponen, informarnos, proponer mejoras de forma enriquecedora y dar nuestra opinión sobre la mejor de las opciones?
  5. En unos pocos años la gente que está en esas plazas y las que seguimos con entusiasmo el movimiento 15M seremos los que en unos años estaremos dirigiendo el país. Sí, seremos gerentes de empresas, directivos, responsables de comunidad, brazos derechos, creadores... ¿nos acordaremos de todo esto entonces o simplemente heredaremos los viejos hábitos que no nos gustaban?
  6. Queremos que el mundo sea un lugar para vivir pero quiero entender que no solo para nosotros sino también para los demás. Actualmente si todo el mundo viviese como el español medio, necesitaríamos 3 mundos... ¿Estamos dispuestos a compartir? ¿Estamos dispuestos a rebajar nuestro nivel de vida - que no nuestra calidad de vida- para que podamos vivir todos de una manera decente en vez de nosotros como unos reyes y otros como unos esclavos?
Estas son las preguntas que incendian mi cabeza. Sinceramente creo que SÍ seremos capaces. No en un día ni en dos. Pero poco a poco lo haremos. Obviamente, para todo esto hace falta valor y buena intención. Pero si algo nos han enseñado estos días es que en este país valor y buena intención sobran a raudales. No los desaprovechemos.
PD: Imagen sacada de aquí

martes, 17 de mayo de 2011

¿Y si dejamos de ser raros?

Vale que no somos los frikis del pueblo. Ni visionarios. Pero a veces uno se siente bastante incomprendido cuando decide llevar a cabo proyectos o acciones que se salen de la norma. Dependiendo de a quien, el no casarnos y dejar de hacer una boda que no queremos hacer le supone un desfachatez. E incluso algunos se sienten juzgados. Para otros acoger a un niña rusa es una locura. Y me imagino que casarnos solo con los testigos después de haber tenido una hija biológica y otra en acogida solamente porque es un requisito para la adopción de esta segunda... pues de rarito.... bueno, de lo de los no-regalos mejor ni hablo después de todo el polvorín que levantó... dejémoslo estar... y nuestro proyecto de reducción de impacto medioambiental creo que nos ha creado la imagen ante algunos de ser unos NoImpactMan versión cañí.

El caso es que quiero lanzar dos reflexiones. Una, que todos somos raros... Sí... ya sea por el facebook, en confidencia o en una charla informal llegan a mis oídos historias similares de gente normal. Se sienten incomprendidos y solo piden vivir la vida como ellos creen que deben vivirla porque con ella no hacen daño a nadie, sino todo lo contrario. Todos somos raros PEEEEROOOOO... todos solemos colaborar en que los demás se sientan raros. Es como en el cole. Todos nos hemos sentido insultados en algún momento pero, en alguna medida (y aunque nos cueste reconocerlo), hemos colaborado a que otros se sientan así. Sí, no eramos el matón de clase pero no eramos siempre y en todo momento los defensores. Ver "If you really knew me" para una mayor escenificación. Con esto quiero decir que nos miremos también el ombligo.

Segunda reflexión: En cosa de 24 horas nos enteramos Jaio y yo de noticias tan diversas como que el Príncipe Guillermo y su ahora esposa Kate no aceptaban regalos en su boda o que ella llevará anillo y él no; o que en el mercado de San Martín estaban dando tuppers para que la gente comprase siempre con ellos el pescado. Como hacíamos nosotros con las bolsas. Cuando llegó una de las últimas noticias Jaio me miró, con la profundidad de los que van a decir una frase que pasará a la historia,y me dijo: "¿Qué pasará cuando dejemos de ser raros?"... ¡qué pedazo de pregunta! Parece chorra pero tiene más filosofía dentro que "Así habló Zaratrusta"... y me costó responder...

Me vienen dos cosas a la cabeza. La primera es que ojalá dejemos de ser raros. Sobre todo en lo de los regalos y en lo de reducción de impacto. ¡Qué más querríamos! La segunda es que una vez que te dan palos por todas partes por hacer lo que crees sin perjudicar a nadie lo que ganas es en desparpajo para hacer continuamente lo que crees conveniente. Así que estoy seguro de que encontraremos nuevos retos para seguir siendo un poco raros... ¡y que sea por mucho tiempo! :)

miércoles, 13 de abril de 2011

No se trata de ser perfecto...

Hace más o menos un año me llegó un momento de esos de mirarme al espejo. No me levanté una mañana y tuve una visión clara y nítida. Fue un camino lento, paso a paso. Así, casi sin darme cuenta me tuve que preguntar a mí mismo “¿Estás haciendo todo lo que puedes para vivir de acuerdo a tus principios?”. Esa misma pregunta me la había hecho bastantes veces pero ese día ya no podía engañarme a mí mismo...

Me he acordado de eso estos días (aunque no sepa muy bien cuando fue) no porque ya llevemos Iranzu y yo un par de meses con nuestra nueva empresa, SINNPLE, donde queremos aplicar nuestro conocimiento de estos fructíferos años en el campo de innovación social. Ni porque considero que la respuesta a esa pregunta ya es un SÍ claro. Ni mucho menos, que esto es una meta que nunca se alcanza. Sino que me ha venido a la cabeza por dos reflexiones que he escuchado estos días.

Por un lado, el otro día divagaba con Iranzu en nuestra turné por Madrid que, increíblemente, hay más gente de la que parece que no sabe qué hacer con su dinero (mucho o poco) y cómo le puede dar más sentido. Y al mismo tiempo, también hay más gente de la que parece que no sabe qué tiene tiempo disponible y no sabe en qué invertirlo...

Por otro lado, en el vídeo de abajo -que os recomiendo encarecidamente- Jacqueline Novogratz, de ACUMEN, explica que se le suelen acercar a hablar dos tipos de personas. Unas que les dicen que ha llegado la hora de cambiar y que ellos quieren ser parte del cambio. Y un segundo grupo que habla de miedo. Miedo a perder nuestra vida cómoda. Miedo a lo desconocido, miedo al cambio....

Me da por pensar y creo que (casi) todos tenemos un poco de todas: ganas de cambiar, miedo al cambio, tiempo que nos sobra y dinero que nos sobra (muchos dirán que no a las dos últimas. Pero la realidad es que sí...). Para todo eso, Jacqueline dice una frase que yo me la planteé en distintos formatos pero que ella la retrata de una manera hermosísima: “No se trata de ser perfectos, se trata de ser humanos”... y es una de las claves. No dejar que la imperfección nos sirva de excusa para no hacer nada. Y ser benevolentes con nosotros mismos.... No sé quién dijo “Vale más la más pequeña de las acciones que la mayor de las intenciones”



domingo, 23 de enero de 2011

Nuestro voto

Hace unos cuantos meses Julio Anguita apareció en el programa 59 segundos y dejó unas cuantas reflexiones interesantes. Venía a decir que los que realmente tienen el poder hoy en día no son los gobiernos, sino los mercados. Y que estos no se votan.

Esto puede derivar en muchas otras conversaciones: si realmente nuestro voto a los políticos sirve para algo si no cumplen con su programa, si realmente los gobiernos no tienen poder sobre los mercados,... pero me gustaría hacer otra reflexión:

Nosotros si podemos votar a los mercados. Es más, podríamos votarlos de una manera más efectiva que es en el día a día. Lo que quiera que sean los mercados, terminan siendo empresas/entidades que trabajan con otras, cambiando dinero, vendiendo o comprando bienes y es ahí donde se puede atacar.

Si sacamos la información de inversores o empresas que ejecutan injusticias (ya sea elevar la deuda de un país, empobrecer a productores locales, reducir la biodiversidad,...) y penalizamos tanto a ellos como a los que les apoyan, entonces estaremos votando. No solo comprar es votar, que también dicen en Territorio Gallego, si no que elegir un banco es votar, elegir un patrocinador es votar, apoyar una campaña es votar, ver la TV es votar, hablar es votar, denunciar determinadas prácticas es votar...

Es complejo, sí. Es mucho más fácil ir cada 4 años a unas urnas y meter una papeleta. Como dice alguno que yo me sé, es como "ser un cabrón todo el año y donar en Navidades unos euros a una ONG". La verdadera pregunta es si queremos hacernos responsables y votar todo el año o no.