sábado, 18 de junio de 2011

Esos pequeños detalles

Hace un par de años me leí un libro que cambió algo en mi foro interno. Se llama "365 ways to change the world" ("365 maneras de cambiar el mundo" para los que estéis en la carrera por ser presidente del gobierno). Lo que venía a decir era que esto de cambiar el mundo es más fácil de lo que parece. O que, aunque sea difícil, es tarea de todos. Y lo demostraba con 365 ejemplos de lo más variopinto: desde ayudar a poblados en África hasta limpiar las calles de tu ciudad de chicles pegados en el suelo. Obviamente, no es la panacea pero creo que es de mucha utilidad para concienciarnos de que el cambio pasa por nosotros.

Lo increíble de la época que nos ha tocado vivir es que nunca ha sido más fácil ayudar a aquellos que sufren y que no conocemos (doy por hecho que todos ayudamos a los que están a nuestro alrededor en una u otra medida). Internet lo ha revolucionado todo, nos ha conectado con todas las iniciativas de la buena gente que hay en el mundo y nos permite actuar desde casa. ¿Qué no? Ahí van algunos ejemplos:
  • Busca bien. Google es efectivo pero con simples búsquedas podemos contribuir a cambiar el mundo. Buscadores como ecosia o goodsearch nos permiten hacer búsquedas de forma gratuita y contribuir a temas medioambientales o proyectos sociales al mismo tiempo sin pagar un solo euro. Lo hacen ellos por nosotros. Tan fácil como ponerlo de página de inicio.
  • ¿Unos libritos? Aquí puedes ver algunas recomendaciones sobre cómo comprar libros por internet a librerías con conciencia. Amazon está bien pero.... ¿cuesta mucho mirar primero aquí?
  • Compra uno, damos otro. Hace tiempo lo hizo Toms con los zapatos (ahora lo quiere hacer con gafas, como ya lo hizo WarbyParker). Hace poco ha lanzado la misma idea Megabolt pero con libretas. La idea es sencilla: si se compra uno en el mundo desarrollado, la empresa envía otro a alguien en un país en vías de desarrollo.
  • Mis dineritos. Parece complejo pero todo es cambiar la cuenta y pasar parte (o todo ;)) a un banco como Triodos o Fiare. Ellos solo dan dinero a empresas o personas que aportan algo a la sociedad y no a empresas armamentísticas como hacen el resto.
  • Eligiendo ordenador o móvil. Greenpeace nos lo pone fácil para añadir el aspecto medioambiental a la compra de productos electrónicos. Echa un vistazo aquí. La importancia que le des a este aspecto apenas cuesta esfuerzo y depende de ti.
  • Compritas. Echa un vistazo a Olokuti, MeitaiMaitie o Crianza Natural (las dos últimas relacionadas con maternidad y bebés) e intenta ver qué compra "tradicional" puedes sustituir por una de aquí. O para alimentos, consultar antes cuáles tienen transgénicos en la guía de greenpeace.
  • Ya no lo quiero. Hasta lo que no nos sirve puede tener utilidad. En Labdoo podéis etiquetar vuestro portátil para que cuando ya no lo queráis pueda servir a otros. Hasta desprendiéndote de tu viejo móvil pueden recibir dinero ONGs como Intermón Oxfam o Amnistía Internacional al mismo tiempo que te aseguras un correcto reciclaje.
  • O simplemente hacer vuestra propia búsqueda en WeAreWhatWeDo o 365waystochangetheworld. Será por ideas...
Cada vez tenemos menos excusas... :)



jueves, 16 de junio de 2011

Mirar a los demás como miramos a los bebés

Ahora que tengo una personita regordeta diciendo ajós por casa me doy cuenta de como cualquier persona, conocida o desconocida, amable o grosera, cuando ve un bebé se preocupa por ver lo mejor que hay en él/ella. Si tiene una mirada graciosa, "ay, que cuca es"; si no para de llorar, "ay, claro, es que es un luchador/a"; si es horriblemente feo, "ay, ¡qué carisma tiene!". Así, aunque somos conscientes de sus defectos, intentamos sacar lo mejor de la otra persona y hacerla valer.

Y es curioso porque pasan tan solo unos años y entonces los adolescentes que pasean por la calle son "los que tienen ganas de montar jaleo" en vez de "mira como luchan contra su propia crisis personal de entrada a la madurez ". Del mismo modo, el compañero de al lado "intenta hacerte la puñeta" en vez de resaltar que a veces intenta ayudarte o que él también tiene problemas como tú.

En general, nos cuesta poner pensamientos positivos a la inmensa mayoría de personas que vamos conociendo. En un momento u otro (con más frecuencia cuanto peor nos sentimos con nosotros mismos) malpensamos de nuestro compañero de mesa, de nuestra pareja, de nuestro amigo o de nuestro familiar. Esto nos lleva a un comportamiento negativo hacia el otro, que a su vez promueve la atracción de conflictos hacia tu propia persona. No sé si es la aceptación de uno mismo por la negación del otro, que sentimos placer creándonos enemigos o simplemente que somos incapaces de responsabilizarnos a nosotros mismos de nuestros problemas. Pero el caso es que mejor nos iría si fuésemos capaces de mirar a los demás como miramos a los bebés. Presuponer buenos sentimientos en sus comportamientos y mandar a la porra el horrible refrán de piensa mal y acertarás.