miércoles, 3 de julio de 2013

5 alegrías antes de que acabe el verano

No... no se acaba la crisis. Lo siento. Pero tiene más que ver contigo que la crisis. Estos años nos han hecho despertarnos. Darnos cuenta de las cosas que no nos gustan de este mundo. Y, sobre todo, que nadie va a venir a resolvérnoslas. Por eso, todos hemos ido dando pasos, sea en nuestro ámbito familiar, en el profesional, en el de las aficiones; de mayor o menor impacto.

Por eso me atrevo a proponerte otras 5 cosas que puedes hacer, que quizás has pensado hacer o que has hecho ya. Todas ellas te producirán alegría al ejecutarlas. Porque todas tienen un sentido. Las puedes hacer de golpe pero te recomiendo que las hagas de una en una, para dosificar la energía positiva, porque la negativa nos viene constantemente. Allá van
  1. Presta 25$ a interés 0% alguien en un país en vías de desarrollo. Entra en kiva (o en vittana o en Energy in Common), elige una persona que te atraiga: puede ser del último sitio al que te fuiste de vacaciones, cualquiera que sea mujer, de un sector en concreto o una cara que te inspire confianza. Y déjale 25$ que te devolverán en un año, sin intereses. ¡Cuidado, es adictivo!
  2. Deja a Iberdrola o Endesa y contrata energía renovable para tu casa. Por el mismo dinero que pagas. Puede ser Gesternova o si os mola el rollo cooperativa y sois de Euskadi, quizá mejor Goiener.
  3. Pon una pequeña parte de tu dinero en banca ética. Te puede parecer más de lo mismo, otro engaño o unos perroflautas que van a quebrar. Pero prueba y abre una cuenta en Triodos o en Fiare y pon, no sé, 500€ de otra cuenta. Así entras, les conoces, ves los intereses que te dan, qué hacen con tu dinero o qué servicios tienes. Así, cuando termines el verano decides si te olvidas para siempre de la banca ética, si dejas los 500€ o si te encanta y quieres ir metiendo más y más.
  4. Piensa en un producto que te gustaría comprarte.O esos que nunca vienen mal. Y encuentra una empresa que cuando le compras uno, además de darte el tuyo dona otra. Y sin sacrificar la moda o el estilo. Puede ser una sudadera con un producto "born in Donosti" como Xumm; un cepillo de dientes de bogobrush, un jabón o un cuaderno en the-union.co 
  5. La próxima vez que quieras salir de compras hazlo por Internet y buscando productos ecológicos y sociales. Quedó atrás el que solo exista ropa eco versión hippie. Y también la de que tiene que ser mucho más caro. Vale. Probablemente no tenga los precios de primark pero te sorprenderás echando un vistazo a peopletree, howies, monkeegenes o marearte con las tropecientas referencias que hay en Style with Heart.
 ¿Echas algo de menos? ¡¡Proponlo en un comentario!!

martes, 23 de abril de 2013

Ecología vs niños

¿Debo trasladar mis excentricidades a mis hijas? ¿Tengo autoridad moral para educarles en la ecología? ¿Cómo les afectará a mis hijas hacer cosas que yo me he atrevido a hacer solo con unos cuantos añitos de más?

Estas preguntas me hacía después de soñar con Jaione sobre la primera fiesta de cumpleaños de Diana. "Es en septiembre y, como suele hacer buen tiempo, podemos hacerlo en el Parque de Cristina Enea. ¿Te imaginas?", decía Jaio. "Sí, y la merienda puede ser orgánica y con pocos envases", me crecí yo. Jaio me miró y me dijo una gran verdad "tu hija ya es la rara por otras cosas que no son culpa suya. No se lo hagas más difícil"... Agaché las orejas y dejé de soñar... Saque mi lista mental de cosas a hacer y taché "merienda orgánica de cumpleaños", "regalo de pañales de tela a mi primer/a nieto/a" y "bici eléctrica cuando June pida moto"...

El otro día también me preguntaron (por propia experiencia suya) sobre cómo tenía pensado actuar cuándo nos pidan las niñas tener TV en casa. Cuando nos cuenten que se sienten marginadas porque no ven las cosas que ven los otros niños. Cuando se sientan.... ¡raras!

Pero... ¿debo rendirme a que se dejen devorar por el mundo consumista que se olvida no solo de nuestros arbolitos sino de la gente que lo produce, de los recursos que se consumen, de la gente que sufre en otros sitios? Al fin y al cabo, queremos que sean empáticas. ¿Y no es eso ser empático?

Confundido. Esa es la palabra. Pero mientras veía el otro día el debate sobre "Crianza con apego" se me encendió la luz. Carlos González recordaba que los niños aprenden con el ejemplo. Así que a partir de ahora me propongo conformarme con pensar que con las cosas que hacemos estamos poniendo semillas y que seguro que algunas, las que ellas decidan, germinarán. Me conformo con seguir haciendo aquellas cosas que no les comprometan demasiado (no tener coche en propiedad, consumir energía 100% renovable, utilizar yo jabones eco y gaitas varias), con soltarles alguna charlita informativa camuflada (¡ostras qué guay! ¡Una tableta de chocolate que cuida los árboles y los animales!) y, muy-muy de vez en cuando, intentar atraerles a mis locuras. Respetando, eso sí, que puedan pensar que tienen un padre que está chalado... Es el precio que yo he elegido pagar... :)