viernes, 23 de septiembre de 2011

Que vuelen los papeles

Que vuelen los papeles, que vuelen. Que crucen montes y surquen mares. Que lleguen a quien tengan que llegar. Que consigan la firma de quien tenga que firmar. Que duden de nosotros todo lo que sea necesario, pero que duden ya. Que pregunten, que soliciten, que interroguen, que nos metan el dedo en el ojo si hace falta. Pero que vuelen los papeles, que vuelen. Y con ellos de vuelta que traigan a Diana, como Aladín con su alfombra. Que nos entre por la ventana y simplemente la descubramos dormidita en su cama cuando nos despertemos...
...
Y dice la teoría que ya me sé que no hay que ser impaciente, que no hay que marcarse fechas, que hay que pensar solo en el próximo paso. Que hay que disfrutar el presente... de June, claro. Y preparar bien su llegada. Formarnos, leer, disfrutar del hueco de pareja...
...
Ya lo sé... pero dejadme por unos segundos que desee que vuelen, corran y salten los papeles. Dejadme que me desahogue aquí solo por un instante. Que al fin y al cabo yo no entiendo de papeles, ni de certificados, ni apostillas, ni de pilares, ni de tests... Y solo entiendo, aunque poco, de chiquitinas y mámas y pápas, de valentías en forma de queso, de dridadridra y de tequieros. Y, por eso, me vais a dejar que vuelva a pedir por última vez antes de seguir luchando en el día a día de esta adopción.... ¡que vuelen los papeles, que vuelen!