viernes, 14 de mayo de 2010

El mundo es de todos

Hace 1 semana Mabel me dejó el libro "Los próximos 30 años" de Álvaro González-Alorda, por cierto, muy recomendable. Y os cuento esto porque su libro son páginas de ánimo para transformar nuestro puesto de trabajo, nuestra empresa, nuestra carrera, nuestra vida, nuestro mundo. Y lo justifica animando a los que tenemos gran parte de nuestra vida profesional por delante a sentirnos capaces de cambiar este mundo que nos ha tocado. Al fin y al cabo, nos viene a decir, los próximos 30 años van a ser los más apasionantes de la historia de la humanidad y nosotros debemos decidir si queremos que nos lo cuenten o queremos escribirlo.

Y el mensaje me parece genial. Pero he de decir que necesito complementarlo aquí en estas líneas. Y es que está bien que nos creamos las generaciones líderes del mundo, está bien que pensemos que nosotros vamos a tener más poder para cambiar las cosas. Todo eso está bien. Pero quizá no es suficiente....

No sabemos si los próximos 30 años serán los más apasionantes o no. Lo que si sabemos es que esos 30 años (o lo que nos deje vivir la naturaleza) serán nuestros próximos 30 años y tenemos que convertirlos en los 30 años más apasionantes. Y si tenemos la suerte de vivir otros 30 pues entonces volverán a ser los 30 más increíbles.

Pero positivismos aparte, lo que quería decir es que esos años serán de todos. Y por lo tanto, todos estamos invitados a cambiar el mundo. Es más, todos somos responsables de cambiar o no este mundo en los próximos 30 años. Estés a punto de acabar tu carrera profesional. Estés a punto de empezarla o ni si quiera te la plantees. Incluso también si ya la has acabado. Porque al final, este mundo no es de los que tienen 30 o 40 años. Ni de los que tienen el poder. Ni de los que sueñan con él. Este mundo es de todos. Y como tal, todos podemos aportar nuestro granito de arena para cambiarlo. Ya sea un adolescente que se revela ante sus padres o el orden establecido; el jubilado que se niega a que le obliguen a pasarse la tarde jugando a cartas solo porque se supone que tiene que hacerlo; o el de mediana edad que hace las cosas de manera diferente aunque le llamen freaky.

Todos, absolutamente todos, podemos cambiar el mundo desde nuestro minúsculo lugar. Y encima para bien :). Y eso es lo apasionante. Y al mismo tiempo una gran responsabilidad. Así que más nos vale ponernos los pendientes o las corbatas o las dentaduras postizas y salir a este mundo dispuestos a intentarlo. Después de todo, el mundo es de todos.

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