domingo, 8 de agosto de 2010

Mi hijo es tonto. ¿Y qué?

Aquí sigo descubriendo de cerca el nuevo mundo que nace bajo nuestros pies mientras esperamos la llegada del bebé y disfrutamos de la sonrisa de Diana.

El capítulo de hoy son los libros. Si ya de por sí me suele causar un poco de terror los títulos de la sección de autoayuda, mayor pavor me produce contemplar con la boca abierta los dedicados a la paternidad y el embarazo... "Su hijo es un genio"; "Hágale feliz a su hijo"; "La felicidad de su hijo en 3 pasos"; "Cómo hacer sabio a su hijo"; "Déle a su hijo todo lo que necesita"... Apenas encontre un libro que hablase de manera sana sobre la paternidad... Y asusta ver lo que la gente pretende contar en un libro, pero asusta más saber que esos son los libros demandados.

Ya relataba Carl Honoré en su libro "Bajo presión" las aspiraciones de los padres hoy día: que sea el más listo, el que más sabe, el que mejor practica el deporte X, el rey de las fiestas, el más guapo.. y ahora, el más feliz... eso sí, sin tener muy claro que es la felicidad...

Pero hoy no os quiero aburrir con una de mis reflexiones... Eso sí, dejadme que suelte algunas preguntas al aire:

¿Realmente necesitamos que nuestro hijo sea el más inteligente? ¿Para qué exactamente? ¿Por nosotros o por ellos? ¿Sabemos cuáles son las cosas básicas que nuestro hijo debe aprender, cuáles les vendrían bien y cuáles no estarían de más? ¿Realmente la felicidad de nuestro hijo depende de nosotros en exclusiva? ¿Sabemos qué es la felicidad?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buenas preguntas, Inigo! Desafortunadamente no tengo ninguna respuesta. Jajjajaja...
Solo se que esa idea de ser 'lo mejor' solo causa tristeza porque siempre habra alguien mas inteligente, mas guapo, mejor para los deportes, etc. Y segun yo, la felicidad depende de cada individuo. Lo que hace uno felice al otro no tanto..
Pero bueno, acabo de ver este nuevo blog. Que bueno que estas preparandote para ser padre. Que emocion!!! Nos vemos pronto. :)

Jaime dijo...

(Quizá este comentario se desvía un poco de la dirección original del post, pero es lo que me ha venido a la cabeza al leerlo.)

¿Habéis visto 'Una mente maravillosa'? Es la película sobre el matemático John Nash intentando buscar un equilibrio entre la realidad y el mundo creado por su maravillosa mente.

John Nash recibió en 1994 el premio Nobel de Economía (junto a otras dos personas) por el análisis de equilibrios en la teoría de juegos no cooperativos. En la película hay una escena en el bar que explica esta teoría. Seguro que es una burda simplificación, pero a mí me gusta.

En nuestra sociedad hemos hecho demasiado caso a Adam Smith. El segundo puesto se ha convertido en el primer perdedor. Si no eres el número uno, no eres nadie.

¿Y si hiciésemos un poco de caso a John Nash? ¿Y si "lo bueno" fuese suficiente y no necesitásemos pelearnos por "lo mejor"? ¿Y si nos conformásemos con un beneficio (del tipo que sea) sin necesidad de saber que nadie está obteniendo un beneficio mayor?