domingo, 21 de noviembre de 2010

Visión, misión y valores

Cualquier universidad o máster del universo que se precie, te enseñará que cada empresa debe definir su pack “misión, visión y valores”. Y, además, ponerlo bien visible en la Web. Al fin y al cabo es la carta de presentación de tu empresa. También te enseñan a pensar sobre ellos. Y te dicen lo que debes poner. Más o menos lo mismo que te dirán dentro de poco sobre la Responsabilidad Social Corporativa.

Es ácidamente gracioso dar un paseo por algunas grandes empresas y leer, por ejemplo, su misión. Y digo las grandes porque es más fácil encontrar esta información, pero pasaría lo mismo con la mayoría de las más pequeñas.

Si, un poner, nos da por acudir a DANONE, que hoy venía en el periódico como ejemplo de empresa responsable, vemos que su misión es "Brindar salud a la población a través de la alimentación". Preciosa misión. Sin embargo, la guía roja y verde de greenpeace sobre transgénicos, le marca con un brillante color rojo. Es decir, utiliza transgénicos que impactan en la alimentación de sus clientes y en la de los productores locales, matando la diversidad. Un error lo tiene cualquiera, podríamos decir. Se cambia y listo. Sin embargo, no creo que cambie si los consumidores no presionan ya que su misión es ganar dinero ofreciendo productos alimenticios.
Lo mismo podríamos hacer con Nestlé que "quiere proporcionar mejores productos alimenticios para conseguir una mejora en la vida de las personas".

Por otro lado, el gran gigante Shell nos comunica que está en este mundo para "gestionar su negocio de una manera segura y sostenible económica y medioambientalmente". Pero luego viene una ONG o un reportero callejero y cuenta esto o esto en Internet. Buscad las siete diferencias.

También podemos ir a Jonson & Jonson que en su Credo nos cuenta que " son buenos ciudadanos, que cuidan de las comunidades donde operan y que protejen el medio ambiente". Pero en el listado de productos químicos con toxicidad sus productos aparecen con altos índices de componentes que ponen en riesgo la salud de los consumidores. Como,por ejemplo, el Neutrogena Man Razor que incluye productos cancerígenos. O a Nintendo que ocupa el último puesto en la guía de productos electrónicos de Greenpeace.

Lo que tienen todas en común es que evitan decir la verdad, es decir, que su fin último es ganar más dinero; aumentar la facturación; ser más rentable a los accionistas. Coged la que queráis. Después de todo, cualquier decisión (también la de definir misión o valores o la de apoyar a una ONG) tiene un último filtro llamado rentabilidad económica. Si no se gana dinero ahora ni se ganará en el futuro, no pasa. Con esto no digo que sea malo o bueno. Es una opción, como otra cualquiera. Salvo que en el camino se auto-engañan e intentan engañarnos a los demás. Nestlé no se marca como objetivo el contribuir a una mejor alimentación mundial. Lo que reina en sus decisiones es ganar cada año más dinero vendiendo productos alimenticios. Para ello, escucha las demandas de la sociedad. Y con eso limpia su conciencia. También hace lo que le piden sus accionistas ya que si los accionistas midiesen según el cumplimiento de la misión, la empresa estaría en suspensión de pagos morales desde hace tiempo. Así, todo sigue su camino tranquilamente...

Realmente no nos engañan. A veces, solo a veces, nos dejamos engañar. Y es que, al fin y al cabo, no somos tan distintos de ellos. Si preguntásemos a la gente cuál es objetivo en la vida, muchos dirían ser feliz. Algunos atrevidos encima lo dirán sabiendo que su felicidad depende a su vez de la felicidad de los demás. Y mientras tanto vamos tomando decisiones en nuestro día a día que van en contra de este objetivo. A veces simples excepciones. A veces grandes agujeros morales.

Ahí fuera hay gente, no cabe duda, que hace lo que dice. O al menos casi en su totalidad, que la vida es muy compleja. Y lo que dicen es que quieren ser mejores personas y hacer mejor a los demás. Son pocos pero les admiro. Y me gustaría ir pareciéndome a ellos. Me gustaría poco a poco poder responderme a la pregunta ¿Hago realmente todo lo que puedo para mi propia felicidad y la de los demás? ¿Estoy cerca del objetivo o muy lejos?

Y no estaría mal que todos les intentásemos imitar. Sea con las acciones que sean, en la medida que sea, en el terreno que sea. La vida tiene muchas buenas soluciones para el mismo problema. Y resulta que ninguna es mejor que la otra. Aunque también hay mucha malas, ninguna peor que la otra...

1 comentario:

Jaime dijo...

¡Qué difícil vivir coherentemente! O no. Quizá baste con empezar poco a poco.

Mi admiración por los pasos que ya habéis dado y mi apoyo para los pasos que daréis.

Distintos caminos pero la misma brújula. Nos vemos en el destino.