martes, 9 de marzo de 2010

Las empresas están para ganar dinero

¡Falso!
Puff... ¡cómo me apetecía ponerlo así! Suena liberador... :)

Este post debió haber sido escrito hace unos cuantos meses. Entonces, lo incipiente de mis argumentos y lo poco que había escuchado sobre ello me hacía ser valiente y querer traducir mis pensamientos en este blog. Durante estos meses he escuchado y leído bastantes opiniones al respecto, aunque siguen siendo muy pocas. Así, aunque hay mucha gente que conozco que puede hablar mejor que yo sobre este tema (no miro a nadie...), el blog es mío y me lanzo a la aventura semanal de querer decir algo interesante sin parecer estúpido.

Pues voy con ello. Probablemente muchos de nosotros habremos escuchado esta frase en innumerables ocasiones, sobre todo si has tenido a Ángel Baguer como profesor. Y muchos habremos estado de acuerdo con ella. Pero no tiene porque ser cierta...

Un argumento básico nos pone como impedimento para pensar lo contrario el hecho de que se compromete dinero. Y que ello debe generar más dinero porque si no no tendría sentido. Pues bien, me gustaría negarlo aquí: Una empresa no tiene por qué estar para ganar dinero.

Y no me refiero aquí a las ONGs o las fundaciones. Me refiero a las empresas que fabrican pan o que te dan cobertura telefónica. O a las que venden las pegatinas que colocas en la parte inferior de las patas de la silla. O las de bastoncillos para las orejas.

Obviamente, deben tener algún beneficio. Es decir, hay que ganar algo. Nadie realiza una acción, un proyecto si no espera tener algo a cambio. Ya sea subir un monte, correr la maratón, hacer la comida a alguien o quitarse pelillos del entrecejo. Con todos ellos esperamos obtener algo de beneficio, aunque al final el entrecejo se quede rojo y no haya merecido la pena tanto tirar.

Pero aquí está la trampa. Beneficio no es sinónimo de dinero. Sino que dinero es un tipo de beneficio. Pero hay muchos otros. Ejemplos cotidianos hay a montones: hacemos algo por verle contento a otra persona (porque eso nos reconforta); porque esperamos realizarnos; porque queremos desahogarnos. Pero estos ejemplos también pueden ser empresariales. Y la verdad es que hay casos ahí fuera: empresas que nacen con el objetivo real de autorealizarse. O de demostrarse a sí mismo que pueden. O para ayudar a compañeros. O para ganar algo de dinero mientras ayudan a un montón de gente. Casos en los que la facturación, el balance, los beneficios y el cash-flow no son lo más importante. Empresas que no tienen que ser una ONG dedicada a alimentar bocas o construir pozos sino empresas con personas humanas al mando que quieren hacer las cosas diferentes. Los ejemplos, si queréis, los buscáis. O que alguien los aporte.

También pueden crearse para ganar dinero. No digo eso. Pero no es obligatorio que ese sea su único y/o principal objetivo, como lo es ahora en la inmensa mayoría de los casos. Solo hay que ver que ninguna empresa hace el balance del año con las vidas que ha cambiado, lo diferente que es el mundo con su presencia,... Al final, se habla de dividendos... No digo que no se pueda hacer así. Pero lo que sí digo es que entonces se debe ser responsable de esa decisión.

Pero no penséis que los asalariados nos vamos a librar... montones de acciones que realizamos están encaminadas a "forrarnos" pero... ¡nos podemos librar de esa losa!... Elegimos el banco en función del interés que nos da. O de la confianza que nos aporta. Pero a nadie realmente le importa a quién deja su dinero, qué hace con él. Compramos una 2ª casa, un aparcamiento o un local porque esperamos sacar rédito de ello. Pero... ¿realmente nos aporta algo tener un trozo de ladrillo? Elegimos un producto en el supermercado por la relación calidad/precio y no nos importa cómo se produce, quiénes trabajan en esas empresas, cuánto contaminan, qué recursos gasta, cómo de eficiente es, qué conductas promueve.

Es decir, pidamos a las empresas Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Está bien. Pero imaginemos también un escenario de empresas diferentes, de directivos diferentes, de consumidores diferentes. Y re-eduquémonos nosotros también en todas nuestras acciones, en todas nuestras decisiones. Depende de nosotros. Y esperemos que los empresarios del futuro no tengan que preocuparse de la etiqueta "ética" porque sus principios serán realmente éticos. Y que los ciudadanos del futuro, que somos nosotros, no se preocupen tanto del dinero, sepan vivir con menos y tengan una mayor conciencia humana. O, por lo menos, que estemos más cerca de ese ideal de lo que lo estábamos el 9 de marzo de 2010.

1 comentario:

Jaime dijo...

El principal objetivo de una empresa no debería ser ganar dinero. El principal objetivo de un estudiante no debería ser aprobar. El principal motivo para aprender un idioma no debería ser el título que nos dan. El principal motivo para practicar un deporte no debería ser la medalla de oro.


Las empresas deberían exisitir para los demás, a pesar de ganar dinero. Nosotros deberíamos trabajar para nosotros mismos, a pesar de trabajar para una empresa. Deberíamos olvidar la finalidad y disfrutar cada momento. Deberíamos disfrutar el viaje en lugar de esperar a llegar a destino. Deberíamos escuchar sin pensar en lo siguiente que vamos a decir. Deberíamos dar sin esperar recibir nada a cambio. Deberíamos valorar y aprender de nuestros errores.

Hace mucho que Homero intentó enseñarnos que el viaje es lo importante. Pero nosotros no queremos aprender. Preferimos vivir en el mundo al revés. Preferimos no saber qué significan las Ítacas.