martes, 17 de mayo de 2011

¿Y si dejamos de ser raros?

Vale que no somos los frikis del pueblo. Ni visionarios. Pero a veces uno se siente bastante incomprendido cuando decide llevar a cabo proyectos o acciones que se salen de la norma. Dependiendo de a quien, el no casarnos y dejar de hacer una boda que no queremos hacer le supone un desfachatez. E incluso algunos se sienten juzgados. Para otros acoger a un niña rusa es una locura. Y me imagino que casarnos solo con los testigos después de haber tenido una hija biológica y otra en acogida solamente porque es un requisito para la adopción de esta segunda... pues de rarito.... bueno, de lo de los no-regalos mejor ni hablo después de todo el polvorín que levantó... dejémoslo estar... y nuestro proyecto de reducción de impacto medioambiental creo que nos ha creado la imagen ante algunos de ser unos NoImpactMan versión cañí.

El caso es que quiero lanzar dos reflexiones. Una, que todos somos raros... Sí... ya sea por el facebook, en confidencia o en una charla informal llegan a mis oídos historias similares de gente normal. Se sienten incomprendidos y solo piden vivir la vida como ellos creen que deben vivirla porque con ella no hacen daño a nadie, sino todo lo contrario. Todos somos raros PEEEEROOOOO... todos solemos colaborar en que los demás se sientan raros. Es como en el cole. Todos nos hemos sentido insultados en algún momento pero, en alguna medida (y aunque nos cueste reconocerlo), hemos colaborado a que otros se sientan así. Sí, no eramos el matón de clase pero no eramos siempre y en todo momento los defensores. Ver "If you really knew me" para una mayor escenificación. Con esto quiero decir que nos miremos también el ombligo.

Segunda reflexión: En cosa de 24 horas nos enteramos Jaio y yo de noticias tan diversas como que el Príncipe Guillermo y su ahora esposa Kate no aceptaban regalos en su boda o que ella llevará anillo y él no; o que en el mercado de San Martín estaban dando tuppers para que la gente comprase siempre con ellos el pescado. Como hacíamos nosotros con las bolsas. Cuando llegó una de las últimas noticias Jaio me miró, con la profundidad de los que van a decir una frase que pasará a la historia,y me dijo: "¿Qué pasará cuando dejemos de ser raros?"... ¡qué pedazo de pregunta! Parece chorra pero tiene más filosofía dentro que "Así habló Zaratrusta"... y me costó responder...

Me vienen dos cosas a la cabeza. La primera es que ojalá dejemos de ser raros. Sobre todo en lo de los regalos y en lo de reducción de impacto. ¡Qué más querríamos! La segunda es que una vez que te dan palos por todas partes por hacer lo que crees sin perjudicar a nadie lo que ganas es en desparpajo para hacer continuamente lo que crees conveniente. Así que estoy seguro de que encontraremos nuevos retos para seguir siendo un poco raros... ¡y que sea por mucho tiempo! :)

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